Entrevista realizada a Andrés Aljure Saab para Diario El País el 10/11/2015
1. Cambie el foco
Por un proceso conocido como adaptación hedonista nos costumbramos a todo, a lo bueno y a lo malo.
Abrir el foco significa no llorar y torturarnos y estallar por el carro estrellado, sino tener una visión tan amplia que veamos que aparte de eso estamos sanos, que tenemos ojos, que podemos caminar, que tenemos a nuestra madre viva, que nuestros hijos están bien, que tenemos comida en la mesa, que tenemos una cama dónde dormir. Si vemos lo bueno, lo malo pesa menos.
2. Sea siempre agradecido
Ser agradecido no es solo decirle «gracias» al mesero que lo atendió sino dar gracias profundas, sinceras y sentidas por las cosas valiosas que tenemos sin haber pagado por ellas y que, sin estarlas esperando, llegaron. Por ejemplo, los segundos que usted pasó leyendo este párrafo fueron gratuitos, usted no pagó por estar vivo, la vida la recibimos gratis. Acostumbre cada 8 días reunirse con su familia a preguntarse: ¿Por qué quiero dar gracias esta semana?
3. Invertir en experiencias
Es más importante invertir en experiencias que en bienes. Un automóvil último modelo o el más moderno celular dan felicidad, pero una felicidad con fecha de caducidad pues inevitablemente los bienes materiales se dañan, pasan de moda, se desactualizan, se vuelven obsoletos, etc. En cambio, invertir en experiencias como un viaje, aprender a cocinar o tomar clases de baile nos da la felicidad de los recuerdos, y esos recuerdos siempre nos sacarán una sonrisa el resto de nuestra vida.
4. Recargar la batería
La felicidad es como una batería que se descarga, así que hay que estar listo para recargarla. En lugar de unas largas vacaciones por la China, regálese momentos de placeres más chicos pero mucho más frecuentes. Identifique las cosas, pequeñas, grandes o medianas que le dan mucho placer y felicidad, puede ser un libro, un helado, una ida a cine a la semana, un masaje, una salida a un restaurante… y cuando se sienta triste busque estas dosis de felicidad.
5. Sacar tiempo para el placer
Hay quienes creen que eso de buscar la felicidad es una tontería inventada por las corrientes modernas, y creen que sacar tiempo para la felicidad es una pérdida de tiempo, desocupe o pereza. Hay que cambiar esa mentalidad, pues nos han mal enseñado a sentir culpa por ser felices o a rebajar la importancia de ser felices en función de la productividad, el rendimiento, el trabajo más allá de las horas normales y más. Hay que sacar tiempo para detenerse a «afilar la sierra», para poder cortar más árboles.
6. Hacer ejercicio
Aunque creamos que la felicidad es un factor etéreo, intangible, que viene de vivir levitando, no es cierto. La felicidad pasa por un cuerpo bien nutrido y en constante actividad física. Con el ejercicio nuestro cuerpo activa las hormonas de la felicidad sin que tengamos que gastar dinero en largas sesiones de spa. Si los gimnasios no son lo suyo, intente caminar. Una caminata en la mañana o en la tarde tras la cena puede hacer la diferencia.
8. Expectativas reales
Tenga metas, objetivos y atrévase a soñar en grande, pero calcule bien de tal suerte que sus probabilidades de lograrlo sean reales. Esto no quiere decir que usted debe ser conformista, ni más faltaba, pero si su sueño es hablar un inglés muy fluido póngase un plazo de un año para lograrlo en lugar de pretender hacerlo en 15 días. Y si quiere una relación de pareja estable y sana, dese un tiempo razonable para buscar a la persona indicada, no pretenda hacerlo en un fin de semana.
9. Tenga prioridades
Ser feliz no significa llenar su agenda de actividades los 365 días del año. Pregúntese: ¿Cuáles de esas actividades son esenciales para mi vida? Métalas de primeras en la agenda y todo lo demás después. Una vez un monje quería llenar un bote con grandes piedras y arena, no lo lograba hasta que se le ocurrió una idea brillante: introdujo las rocas primero y luego la arena se acomodó en los espacios que dejaban las rocas. Así mismo es la vida.
10. Sacrificar
Es un aspecto del que poco se habla cuando se menciona la felicidad. Quien quiera la felicidad debe sacrificar cosas en función de sus metas. Por ejemplo, si quiere ser campeón en un deporte tendrá que perderse muchas fiestas y parrandas, acostarse temprano, madrugar a los entrenamientos, etc. Hay que aprender que si uno quiere ciertas cosas debe dejar de tener otras, todo en función de un bien mayor.
Fuente original: ¿Cómo ser feliz?, vea aquí diez simples claves